sábado, 10 de agosto de 2013

Zacarías 1:1-12



VOLVEOS A MI
El libro de Zacarías comienza con un llamado de arrepentimiento para la generación del profeta.  Ya pasaron los años determinados para el exilio en Babilonia (70 años—Jer. 29:10), y el Señor está listo para liberar a Su pueblo.  Pero antes, hace un llamado a la nueva generación.
(Zacarías 1:1-6)  El octavo mes del año segundo de Darío, vino la palabra del SEÑOR al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:  (2)  El SEÑOR se enojó mucho contra vuestros padres.  (3)  Diles, pues: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Volveos a mí'--declara el SEÑOR de los ejércitos-- 'y yo me volveré a vosotros'--dice el SEÑOR de los ejércitos.  (4)  'No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas proclamaron, diciendo: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras.'" Pero no me escucharon ni me hicieron caso'--declara el SEÑOR.  (5)  'Vuestros padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿viven para siempre?  (6)  'Pero mis palabras y mis estatutos que yo ordené a mis siervos los profetas ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso se arrepintieron y dijeron: "Como el SEÑOR de los ejércitos se propuso hacer con nosotros conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así ha hecho con nosotros."'" 

La generación anterior también tuvo la oportunidad de arrepentirse, pero no lo hizo.  Ahora el Señor exhorta a la siguiente generación para que no hagan lo mismo.  La nueva generación debe estar consciente de los errores de sus antepasados, que fueron la causa del exilio, para no repetirlos más. 

La inclinación al pecado pasa de generación a generación. ¿No han notado que ciertos pecados se repiten en las familias? (por ejemplo: alcoholismo, crítica, pereza, infidelidad, etc.). La inclinación se hereda, pero no el pecado, pues cada persona decide si seguirá en lo mismo o cortará ese pecado de su vida para siempre. 

El Señor dio la oportunidad a la generación de Zacarías de cortar con las líneas de iniquidad de sus antepasados, y comenzar de nuevo, en limpio.  A cada generación, el Señor le da la oportunidad de rectificar, y cada uno decide si lo hará.   

El llamado es: “Volveos a mí, y Yo me volveré a vosotros”
Si uno se vuelve a Dios, haciendo las cosas como Dios manda, uno recibirá el favor de Dios.
(Deu. 30:1-10)  Y sucederá que cuando todas estas cosas hayan venido sobre ti, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y tú las recuerdes en todas las naciones adonde el SEÑOR tu Dios te haya desterrado,  (2)  y vuelvas al SEÑOR tu Dios, tú y tus hijos, y le obedezcas con todo tu corazón y con toda tu alma conforme a todo lo que yo te ordeno hoy,  (3)  entonces el SEÑOR tu Dios te hará volver de tu cautividad, y tendrá compasión de ti y te recogerá de nuevo de entre todos los pueblos adonde el SEÑOR tu Dios te haya dispersado.  (4)  Si tus desterrados están en los confines de la tierra, de allí el SEÑOR tu Dios te recogerá y de allí te hará volver.  (5)  Y el SEÑOR tu Dios te llevará a la tierra que tus padres poseyeron, y tú la poseerás; y El te prosperará y te multiplicará más que a tus padres.  (6)  Además, el SEÑOR tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.  (7)  El SEÑOR tu Dios pondrá todas estas maldiciones sobre los enemigos y sobre los aborrecedores que te persiguieron.  (8)  Y tú volverás a escuchar la voz del SEÑOR, y guardarás todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy.  (9)  Entonces el SEÑOR tu Dios te hará prosperar abundantemente en toda la obra de tu mano, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu ganado y en el producto de tu tierra, pues el SEÑOR de nuevo se deleitará en ti para bien, tal como se deleitó en tus padres,  (10)  si obedeces a la voz del SEÑOR tu Dios, guardando sus mandamientos y sus estatutos que están escritos en este libro de la ley, y si te vuelves al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.


VISIONES DE ZACARÍAS
En los primeros capítulos de Zacarías (1:7-6:8) vemos una serie de visiones que tuvo el profeta en una noche.  Aunque son diferentes visiones, todas revelan algo acerca del futuro de Israel, en especial de Jerusalén y el Templo. El propósito es animar al pueblo a seguir adelante, porque hay esperanza. Iremos examinando una a una estas visiones…

VISIÓN 1. Entre los Mirtos
(Zacarías 1:7) El día veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Sebat, el año segundo de Darío, vino la palabra del SEÑOR al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: (8)  He aquí, de noche vi un hombre que iba montado en un caballo rojo; él estaba entre los mirtos que había en la quebrada, y detrás de él, caballos rojos, castaños y blancos. 



Zacarías recibió esta revelación profética, pero no la entendió.  Pero él no se quedó con la duda, sino que preguntó su significado…
(Zacarías 1:9-10)  Entonces dije: ¿Quiénes son éstos, señor mío? Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: Te mostraré quienes son éstos.  (10)  Y el hombre que estaba entre los mirtos respondió y dijo: Estos son los que el SEÑOR ha enviado a recorrer la tierra. 

En la Biblia, los caballos son símbolos de guerra.  El rojo representa sangre, y el blanco victoria.  Los caballos fueron enviados a recorrer la Tierra, para reportar sobre el estado de las cosas.  Pero en lugar de informar sobre cómo iba la guerra, su reporte fue todo lo contrario…
(Zacarías 1:11-12)  Y ellos respondieron al ángel del SEÑOR que estaba entre los mirtos y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí, toda la tierra está en paz y tranquila. 

Analicemos los otros elementos de la visión: el Ángel del Señor estaba “entre los mirtos”, que son arbustos comunes en Israel, pero se caracterizan por ser muy aromáticos. Los mirtos representan al pueblo de Dios.  En la visión, los mirtos estaban en una hondonada o barranco (en heb. lit. “a la sombra”).  Eso es muy significativo, ya que en ese tiempo el pueblo de Dios se encontraba en “el hoyo del exilio” en Babilonia. Pero Dios les revela que no están solos, pues el Señor está en medio de ellos. 

En la visión, los caballos reportaron que había paz en las naciones.  Ya no había guerra, pero el pueblo de Dios seguía cautivo. La pregunta es: ¿Iban a quedarse en Babilonia o serían liberados?

El pueblo de Dios ya había pasado 70 años exiliados en Babilonia. Pero Jeremías había profetizado que luego de ese tiempo serían liberados y restaurados. 
(Jeremías 29:10-14)  Pues así dice el SEÑOR: "Cuando se le hayan cumplido a Babilonia setenta años, yo os visitaré y cumpliré mi buena palabra de haceros volver a este lugar.  (11)  "Porque yo sé los planes que tengo para vosotros"--declara el SEÑOR-- "planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.  (12)  "Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé.  (13)  "Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón.  (14)  "Me dejaré hallar de vosotros"--declara el SEÑOR-- "y restauraré vuestro bienestar y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os expulsé"--declara el SEÑOR-- "y os traeré de nuevo al lugar de donde os envié al destierro."

PREGUNTA DE DANIEL
También Daniel hizo la misma pregunta al final de los 70 años de exilio.  Al acercarse el tiempo, él buscó al Señor en ayuno y oración para recibir respuesta…
(Dan. 9:2-3)  en el año primero de su reinado, yo, Daniel, pude entender en los libros el número de los años en que, por palabra del SEÑOR que fue revelada al profeta Jeremías, debían cumplirse las desolaciones de Jerusalén: setenta años.  (3)  Volví mi rostro a Dios el Señor para buscarle en oración y súplicas, en ayuno, cilicio y ceniza.

En su oración, Daniel reconoció que estaban en el exilio por la desobediencia de los padres, y pidió perdón a Dios por ello (Dan. 9:4-19). 

Daniel hizo justamente lo que el Señor dijo a su pueblo a través de Zacarías: “Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros”.

Daniel buscó al Señor para preguntar qué pasaría con el Pueblo de Dios, dado que ya se habían cumplido los 70 años de exilio. Para su sorpresa, la respuesta fue más allá de lo que preguntó, pues el Señor le explicó cuál era el Plan Divino para la restauración final, cuyo inicio se daría pronto pero cuyo final se llevará a cabo en los últimos tiempos (la revelación de las “70 Semanas”, Dan. 9:20-27). 

Al Señor le gusta que preguntemos, porque así demostramos que estamos interesados en Él y en hacer Su voluntad.   Cuando uno pregunta, Dios responde—tal vez no siempre como uno piensa o espera, pero aún mejor. 

PREGUNTA DEL ANGEL
En la visión de Zacarías, el Ángel del Señor formuló la misma pregunta crucial:
¿Ya se dará la restauración debido al cumplimiento de los 70 años?
(Zac. 1:12)  Entonces respondió el ángel del SEÑOR y dijo: Oh SEÑOR de los ejércitos, ¿hasta cuándo seguirás sin compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las cuales has estado indignado estos setenta años? 

Había llegado el momento de buscar a Dios y preguntar qué Él va a hacer con su pueblo. 


En la siguiente publicación veremos cuál es la respuesta de Dios a esta pregunta…


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