domingo, 4 de agosto de 2013

Período de Arrepentimiento




En el calendario bíblico, el período de 40 días previo al Día de Expiación (heb. Yom Kipur) se conoce como “Período de arrepentimiento” (heb. Teshuva), que va del 1 de Elul (mes 6) al 10 de Tishri (mes 7). Es un tiempo para meditar sobre el estado de nuestras vidas y rectificar lo que sea necesario. 

Fue en este tiempo que Juan el Bautista hizo un llamado al arrepentimiento, y muchos respondieron, incluyendo Jesús.
(Mar. 1:4-5)  Juan el Bautista apareció en el desierto predicando el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados.  (5)  Y acudía a él toda la región de Judea, y toda la gente de Jerusalén, y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán.
(Mar. 1:9-13)  Y sucedió en aquellos días que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.  (10)  E inmediatamente, al salir del agua, vio que los cielos se abrían, y que el Espíritu como paloma descendía sobre El;  (11)  y vino una voz de los cielos, que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido.  (12)  Enseguida el Espíritu le impulsó a ir al desierto.  (13)  Y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y estaba entre las fieras, y los ángeles le servían.

Jesús no sólo se bautizó en este tiempo, sino que después ayunó por 40 días, antes de comenzar su ministerio.

ARREPENTIMIENTO
Arrepentimiento en hebreo es: “Teshuvá”, que literalmente significa: “regresar”. Arrepentimiento no es sentir remordimiento y seguir igual; un genuino arrepentimiento implica reconocer dónde uno se ha desviado y estar dispuesto a rectificar y regresar a la perfecta voluntad de Dios. 

El período de Arrepentimiento es el tiempo para analizar en dónde estamos parados en la vida, y compararlo con lo que Dios espera de nosotros. Si nos hemos desviado en algo, es la oportunidad para regresar al camino recto.

Juan el Bautista dio ejemplos de lo que implica arrepentirse:
(Lucas 3:3,7-14)  Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados… (7)  Por eso, decía a las multitudes que acudían para que él las bautizara: ¡Camada de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira que vendrá?  (8)  Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento; y no comencéis a deciros a vosotros mismos: "Tenemos a Abraham por padre", porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras.  (9)  Y también el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.  (10)  Y las multitudes le preguntaban, diciendo: ¿Qué, pues, haremos?  (11)  Respondiendo él, les decía: El que tiene dos túnicas, comparta con el que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.  (12)  Vinieron también unos recaudadores de impuestos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?  (13)  Entonces él les respondió: No exijáis más de lo que se os ha ordenado.  (14)  También algunos soldados le preguntaban, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y él les dijo: A nadie extorsionéis, ni a nadie acuséis falsamente, y contentaos con vuestro salario.

Pablo también habló del cambio que debe venir tras un genuino arrepentimiento:
(Efesios 4:28-32)  El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad.  (29)  No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.  (30)  Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, por el cual fuisteis sellados para el día de la redención.  (31)  Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia.  (32)  Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo.


El arrepentimiento no es sólo una acción única que hacemos cuando reconocemos a Dios como el Señor de nuestras vidas; ése es sólo el inicio.  Todo creyente debería someterse a un constante proceso de arrepentimiento hasta llegar a la medida de Cristo.  Si todavía no somos como Jesús en todo, habrá algo de lo cual debamos arrepentirnos y cambiar. 

El pecado nos aleja de Dios, pero el arrepentimiento y la rectificación nos acerca a El.
(Isaías 59:2)  Pero vuestras iniquidades han hecho separación entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados le han hecho esconder su rostro de vosotros para no escucharos.

Más que una “corrección”, la Teshuvá es una “rectificación”. Es un regreso a “casa”, al propósito original por el cual fuimos creados.

Preparémonos para entrar en este período de arrepentimiento con un corazón dispuesto...


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