lunes, 3 de septiembre de 2012

PERSEGUIDOS POR CAUSA DE LA JUSTICIA


(Día 16)

La octava bendición del Reino de los Cielos es:
(Mateo 5:10)  Benditos aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. 

Jesús no se refiere ser perseguido por cualquier causa.  Se refiere a ser perseguido “por causa de la justicia”, por hacer lo que es justo a los ojos de Dios. 



Habrá gente que les molestará que vivamos en rectitud cuando ellos viven en impiedad; habrá personas que les molestará oír la Verdad cuando han creído mentiras.  Si nosotros reflejamos la Luz del Señor en nuestras vidas, incomodará a los que quieren vivir en tinieblas.
(Juan 3:19-21)  Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas.  (20)  Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas.  (21)  Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios.

Jesús es la Luz de Vida, y Él nos llama a seguir Su ejemplo y ser luz al mundo. 
(Mateo 5:14-16)  Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar;  (15)  ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa.  (16)  Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Nuestras buenas acciones dan testimonio de Dios aquí en la Tierra.  Eso es bueno para quienes quieren esa luz en sus vidas.  Pero, como Jesús señaló, no todos van a recibir bien esa luz, y nos rechazarán también a nosotros por llevarla. 

¿En qué forma puede venir la persecución?  Ésta puede ser física, pero también social, ya sea como burla, o rechazo, o marginación, etc.  También puede llegar al colmo de amenaza de muerte, como se ve en los países comunistas o islámicos. 

La sociedad moderna se ha separado tanto del orden de Dios, que no es difícil imaginar cómo un cristiano pueda ser perseguido hoy en día.  Por ejemplo: hay crítica hacia los que se niegan hacer abortos, o hay rechazo por los que defienden la santidad del matrimonio sólo entre un hombre y una mujer. 

Si buscamos la aprobación de los hombres, tal vez logremos que no nos rechacen, pero perderemos la mejor recompensa: la divina y eterna.
(Salmo 58:11)  y los hombres dirán: Ciertamente hay recompensa para el justo, ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra.

El recibir rechazo, y aún persecución, no debe desanimarnos de hacer lo correcto y de hablar lo que creemos.  Nuestra consideración debe ser quedar bien con Dios, y no con los hombres. 

Si actuamos como Dios manda, tal vez la gente nos critique, pero recibiremos bendición de Dios.    Jesús dijo que nosotros no somos “de este mundo”, porque pertenecemos al Reino de Dios, y regimos nuestras vidas según el orden de ese Reino. 
(Juan 17:14-20)  Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.  (15)  No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno.  (16)  Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.  (17)  Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad.  (18)  Como tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado al mundo.  (19)  Y por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad.  (20)  Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.

Mañana leeremos el siguiente versículo, que también hace referencia a la persecución…


ORACIÓN
Señor, a veces me cuesta entender cómo la persecución puede ser algo bueno, pero Tu Palabra lo explica.  Ahora entiendo que lo que trae bendición no es la persecución en sí, sino la razón por la que somos rechazados—y ésta es la justicia. 

Yo quiero quedar bien contigo, Señor.  No buscaré el favor de los hombres, ni me esforzaré por agradarlos.  Más bien, tomo la decisión de ser siervo de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios.  No temeré ser rechazado por vivir según el orden del Reino de los Cielos, porque allí está mi ciudadanía. 

Seguiré tu ejemplo, Jesús.  Aunque me persigan, yo seguiré siendo fiel.  En el mundo tendré aflicción, pero confío en Ti, porque Tú has vencido al mundo. 

[Gal. 1:10; Efe. 6:6; Fil. 3:20; Juan 16:33]

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